La historia como constructora de la identidad y su caracter cientifico
La historia como constructora de la identidad personal y nacional
La historia permite al hombre analizar, de manera documentada, las acciones trascendentales que ha realizado la humanidad a lo largo de su existencia y evaluar su accionar con el firme propósito de comprender nuestra realidad actual. Al mismo tiempo, ayuda a prever el futuro de la sociedad.
Existe una persona especializada en realizar esta actividad. Es el historiador quien se encarga de extraer, ordenar y reconstruir con la mayor fidelidad posible los hechos acontecidos en el pasado, haciendo uso de fuentes históricas y auxiliándose de otras disciplinas científicas como: Arqueología, Antropología, Etnografía, Cronología, Geografía, entre otras.
Como puedes observar, tanto la Teoría de la Historia como la Historiografía estudian la historia del hombre, la primera centrada en la forma en que estructuramos los elementos que influyen en explicar nuestro pasado, basados en investigaciones científicas, mientras que la historiografía es la historia narrada, la forma que los historiadores presentan el relato de lo que ha sucedido.
Su importancia radica en obtener el auténtico testimonio escrito sobre lo acontecido en el pasado, y advertir como través del tiempo se han ido transformando las sociedades en sus ámbitos: políticos, económicos, sociales, religiosos y culturales.
La historia en la vida del hombre |
Por ello, se debe admitir que mirando el pasado se puede comprender el porqué de los sucesos de la actualidad, y de cómo se llegó hasta aquí, pero sobretodo, hasta donde se puede llegar y mejorar en el futuro; es ahí donde principalmente reside el valor de la historia en la vida cotidiana.
En definitiva, es innegable que la historia nos brinda a los humanos identidad, unión o sentido de colectividad por el hecho de coincidir en un mismo contexto. Nos ayuda a reconocernos como sujetos históricos y como resultado de procesos sociales. Los mexicanos tenemos una historia en particular, de igual manera otros grupos en los distintos países o regiones.
La polisemia
La polisemia de la historia se refiere a que los mismos hechos históricos pueden tener diferentes interpretaciones o perspectivas. Es decir, una misma historia puede ser vista e interpretada de maneras diferentes. Esto se presenta en múltiples ocasiones, por ejemplo, en la perspectiva de una batalla importante donde vencedores y vencidos interpretan y cuentan el mismo hecho de diferentes maneras.
Todos los hechos históricos pueden ser vistos e interpretados de manera diferente por distintas personas, grupos sociales o naciones, dependiendo de múltiples factores como idiosincrasia, valores, costumbres o tradiciones. La polisemia de la historia muestra diferentes puntos de vista sobre un mismo hecho en común, lo que necesariamente se traduce en confrontación y tensión. La complejidad de la historia provoca en muchas personas sentimientos de frustración o enojo.
La polisemia de la historia tiene implicaciones significativas en la forma en que entendemos el pasado y el presente. Ejemplos de la polisemia de la historia incluyen la conquista de América, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de los Pasteles en México, la Guerra de los 100 años y el movimiento por los derechos civiles. Es un fenómeno que nos recuerda cómo la historia es una construcción compleja que puede ser vista desde diferentes perspectivas, y es un recordatorio de la necesidad de escuchar y aprender de aquellos que ven el mundo de manera diferente a nosotros.
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